Un 10% de familias pone trabas para devolver los miniordenadores escolares
Directores de institutos reconocen el «quebradero de cabeza» que supone recuperar equipos que se dio a entender que eran propiedad de los alumnos
01.07.2013 | 02:09
A. RUBIERA
Con menos negativas de las que inicialmente se podía prever, pero con un
esfuerzo extra que en algunos centros ha añadido tensión al final de
curso «y quebraderos de cabeza», dicen.
Así se ha saldado en la mayoría de los Institutos de Secundaria de Gijón la responsabilidad que hace sólo unos meses les traspasó la Consejería de Educación para que se encargaran de la recuperación de todos los miniportátiles entregados a los alumnos en el año 2010 dentro del programa Escuela 2.0. En algunos centros esa recuperación ya tienen claro que no será del cien por ciento de los equipos. Directores de diversos IES gijoneses aseguraron esta semana que calculan que habrá entre un diez y un quince por ciento de familias que o bien están poniendo pegas a la devolución de los equipos, o han manifestado algún impedimento para hacer efectiva la entrega -hasta se están entregando denuncias policiales para argumentar el robo-, o cuando menos manifiestan su queja por tener que desprenderse de un miniordenador que pensaron que «era para sus hijos».
Fue en el curso 2010 cuando llegó a las aulas del Principado la primera dotación de miles de miniordenadores para uso de los alumnos de 5.º de Primaria. Eran años de «vacas gordas», de ahí que se adjudicara un ordenador por alumno y quedara sobreentendido que era una cesión casi personalizada. Los equipos, de hecho, podían llevarse a casa y gestionarse como si fueran propios de cada estudiante. Aunque lo cierto es que el Principado, como recuerdan directores y responsables de los programas de nuevas tecnologías, nunca dio un título de propiedad a las familias.
De ahí que ahora, con las «vacas flacas», esas familias hayan tenido que asumir que el Principado quiere que se efectúe la devolución de los citados ordenadores, para que éstos pasen a ser de uso general en los centros. Máxime teniendo en cuenta que desde el 2010 hasta ahora las condiciones del convenio entre el Principado y el Gobierno estatal, que respaldaba el programa Escuela 2.0, cambiaron sustancialmente, sin poder mantenerse la entrega de un ordenador por alumno.
En una instrucción del mes de febrero la Consejería trasladaba a las direcciones de los institutos que esos estudiantes que ahora están en 1.º y 2.º de la ESO -los que tuvieron un ordenador por cabeza- debían entregar los equipos informáticos. La instrucción fue acogida con bastante temor en algunos IES por cómo tramitar esas devoluciones, cómo forzar a las familias a cumplir la instrucción o qué hacer si no se lograba la colaboración adecuada.
El problema se centra, casi exclusivamente, en los equipos de los alumnos de 2.º de la ESO, puesto que son los de la primera remesa que tenían expectativas más desbordadas. Tras esa primera entrega, y a la vista de los puntos flacos del programa, en la mayoría de los IES se organizó el uso de los ordenadores de tal manera que los alumnos no se los llevaran a casa y quedaran siempre en los centros. Porque algunas pegas eran tan evidentes como que los alumnos repetidores, o los que llegaban nuevos a un aula, no tenían el equipo del que disponía el resto de compañeros. «Igual había un 15% de alumnos del curso que no tenía ordenador... está claro que el programa tenía lagunas fruto de la época de vacas gordas y que no se midió bien», apunta José Luis Fernández, director del IES Doña Jimena.
«La mayoría de la gente lo está devolviendo, pero el trabajo que ha supuesto es exagerado. Hay familias que van ya por la tercera llamada para que reintegren el equipo. Tiene que personarse en el centro un tutor legal, donde se les firma el recibí correspondiente. Otros padres vienen a protestar porque se dio a entender que eran de ellos, y piensan que el centro reclama algo que no le corresponde..., son muchas cosas en un final de curso siempre lleno de trabajo», apunta Amable López, director del IES Emilio Alarcos.
En muchas reuniones de directores de centros la devolución de los equipos fue un tema recurrente de preocupación y, aunque finalmente pueda acabar con menos problemas de los previstos, se alegran de que sólo vaya a ocurrir una vez «porque de todo se aprende». Pero en algún Consejo Escolar de esta misma semana se lanzaba otra pregunta sin respuesta: ¿y qué va a pasar con las familias que no devuelvan los equipos? Porque tras una negativa puede haber variedad de circunstancias, algunas menos reprochables que otras. Por ahora, no hay respuesta.
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