Últimamente, todos sabemos que las encuestas de calidad están muy de moda, y yo estoy a favor de las encuestas pero siempre bajo la libertad de responder libremente valga la redundancia.
Hace unos meses los estudiantes del Máster recibimos un email convocándonos a realizar una encuesta sobre cada uno de los profesores que habían impartido docencia en el máster...pero esta encuesta tenía un inconveniente... Para realizarla debías introducir tu UO y tu contraseña...por lo que obviamente estabas identificado. A pesar de ello se nos aseguró que sería anónimo, pero creo que estamos en nuestro derecho de dudar ligeramente de esta premisa... ¿Por qué no se hizo como siempre a través del Departamento de Calidad de la Universidad en papel de forma totalmente anónima? ¿De verdad no hay otra forma de hacerla online sin introducir el UO?
Esto daba lugar a muchas suspicacias, ya que no era anónima, los profesores aún no nos habían calificado... El caso es que por diferentes motivos personales decidí no hacerla. Al igual que en las elecciones políticas considero una forma lícita de protesta tanto el voto nulo, como un alto porcentaje de abstención. Y el caso es que no sé si esta fue la razón o no, pero debía de haber muy pocas encuestas realizadas cuando recibimos un montón de emails, incluso de profesores personalmente que nos pedían encarecidamente que hiciéramos dichas encuestas...¡¡Cuánta coacción!!
Todo esto ocurrió durante las navidades...pues cual es mi sorpresa, cuando ayer, que esperaba tener mi última TUG de la asignatura de Innovación, resulta que la hora se había cambiado, y estaba destinada a que hiciéramos obligatoriamente las encuestas! ¿Es lícito que me obliguen a realizar una encuesta? ¿Bajo tanto empeño será válida la encuesta si no me siento libre para responder? ¿Si lo importante es la media de los resultados por que tienen que ser identificadas con nuestro usuario y contraseña?
He de decir aquí que soy consciente que esto no es cosa de Isabel (la profesora de innovación) si no que es algo del SISTEMA en general, y es hacia él, o hacia quien corresponda que dirijo mi descontento.
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